El imperio de
los signos es la prosa: la poesía está más del lado de la pintura, la escultura
y de la música. El poeta considera las palabras como cosas reales, como objetos
simbólicos y no sólo como signos. Las palabras toman el papel de las formas, de
los sentidos, de los sin-sentidos,
de los colores, de los sonidos, de los olores; se agrupan, se atraen, se
repelen, se repiten (recursivamente), se inflaman y su asociación compone la
verdadera unidad poética que es la frase-objeto (que usaremos como sinónimo del
verso). Esta última es sustentada por el océano de las pausas y silencios.
Podríamos
agregar, que en el poema las palabras se asocian de manera asonante o
disonante, pudiendo aparecer solas como sustantivos, verbos o acompañadas por
calificativos (¿sólo adjetivos?), y tienen ritmo, aún en el caso en que
aparezcan solitarias. Agregaríamos que un énfasis cualitativo o cuantitativo en
estos aspectos nos darían los efectos de algunos movimientos artísticos bien
asociados a la poesía: surrealismo, impresionismo, futurismo, expresionismo,
concretismo, etc.
Poetas como
E. E. Cummings consiguen fragmentar aún más la unidad básica de la poesía (en
este caso, las palabras). Para Cummings la unidad básica es el fonema, lo que
permite una proximidad más intima con la música. Por otro lado, la aproximación
de la poesía con las artes visuales tiene como base los recursos tipográficos y
sobre todo el uso espacial del papel (esto queda ahora más potencializado por
el uso de los recursos del computador). La hoja en blanco (física o de un
editor de texto) deja de ser un simple elemento material para ser borroneado,
pasando a ser un plano sobre el cual los elementos léxicos son colocados para
formar una composición. El uso de elementos gráficos, introduciendo técnicas de
composición usados por pintores, fotógrafos e inclusive cineastas (el colage, el montaje, la fusión
de imágenes y el close-up)
es bastante conocido, discutido y también criticado; creando nuevas vertientes,
con nuevas potencialidades en los aspectos semánticos.
En la prosa
se dice algo con las palabras. En la poesía las palabras dicen algo per si, más allá de su
significado gramatical, pudiendo llegar hasta trascender el plano simbólico. En
las palabras de Octavio Paz: “La poesía siembra ojos en la página, siembra
palabras en los ojos. Los ojos hablan, las palabras miran, las miradas
piensan”.
En el aspecto
creativo nos parece que existen diferencias importantes entre el escritor/prosa
y el escritor/poeta. No nos detendremos para discutir cómo se escribe una
prosa, pero nos queda claro que un prosista necesita por lo menos contar una
historia. El poeta suele decir cosas sin contarlas, yendo más allá de los
argumentos, de los sentidos espacial y temporal impresos en el texto.
En el acto
del hacer poético nos parece que la poesía emerge como
las erupciones solares y volcánicas, intempestivamente, y que la vivencia
inspiradora consiste de estar en el lugar y en el momento cierto –en el ejercicio
de la creación artística. En este aspecto tendríamos una visión polémica con
relación a la mitología griega: la poesía tendría un aspecto solar ligado a
Apolo y un aspecto terreno ligado a Dionisio. Aquí intentamos conciliarlos, al
asociar la poesía a las erupciones que concentran un aspecto luminoso, pero
también transformador (para no llamarlo de destructivo…). Apolo representa la
divinidad solar, el oráculo, el control sobre las emociones por el conocimiento
profundo, la sublimación, el ritmo acentuado, el equilibrio, la armonía, el
espíritu, la unidad -la lira. Dionisio (su hermano) representa lo terráqueo,
el laberinto, el exagero, las emociones, la embriaguez con las formas, los
colores, los olores, los licores… el ritmo violento y descontrolado, la
fertilidad, la manifestación, la diversidad -el tambor. Pero nos queda claro que tanto los aspectos apolíneos como
dionisíacos hacen erupciones.
Para
discernir un poco más sobre aspectos del discurso poético usaremos los términos
exactitud y precisión asociándolos con aspectos prácticos bien conocidos en las
ciencias naturales (por ejemplo, la física, la química y la biología) y en la
ingeniería. Por ejemplo, en el área de la instrumentación, en donde es
necesario tomar una medida sobre una grandeza física (por ejemplo, temperatura,
presión, humedad, entre otras) aparecen los conceptos de exactitud y precisión de una medición experimental (y que
nos atreveremos a introducir aquí en el análisis sobre el discurso poético).
Exactitud se
refiere a cuan próxima está una medida sobre un valor real (previamente
conocido y aceptado por consenso), y en este caso llamaremos al resultado
experimental de “lectura”, para aproximarnos más del discurso poético. Por otro
lado, la precisión indica cuan cerca están entre sí los valores medidos por un
instrumento que es excitado por un mismo valor de entrada. Esto indicaría la
capacidad de repetibilidad de los instrumentos, lo que nos daría una confianza
en los valores medidos. En el concepto de exactitud tenemos un acto de fe en
una referencia que aceptamos como real, y la proximidad entre lectura y el
valor de referencia se nos aparece aquí en un dominio espacial. En el concepto
de precisión la proximidad de verifica de una manera relativa, indicando si las
diversas medidas, realizadas en un dominio temporal, están próximas entre sí.
En este caso tendremos confianza en el conjunto, hay algo coherente en el
experimento, lo cual aumenta nuestra fe en el instrumento, a pesar de la
ausencia de una referencia concreta y absoluta. El análisis de la precisión nos
remite inexorablemente al dominio temporal, en el cual las diversas medidas son
realizadas.
El término
“lectura” comentado aquí por nosotros (en el caso de la instrumentación) puede
ser utilizado –por su analogía– para discernir sobre el ejercicio que el lector
hace sobre un texto poético: las palabras se le aparecen con una determinada
exactitud, puede ser gramatical, próximas de una realidad, que tiene que ver
con el sentido infundido por el poeta y que podría, eventualmente, ser aclarado
por él mismo y por los críticos especializados (hay una distancia entre lo que
el lector observa y lo que el poeta quiso infundir en el texto). En realidad
esa lectura es un ejercicio de algo, que se muestra también como un acto
creativo, el poeta que está siendo interpretado por el lector, en el dominio
espacial (el texto) y en el dominio temporal (el instante de la lectura o de la
evocación del poema, al fin y al cabo la lectura y/o evocación es secuencial,
en algún nivel).
Adicionalmente,
las palabras (el verso, la frase-objeto) aparecen con características de
precisión. Podemos repetir la lectura de las mismas varias veces y su
significado puede ser diferente en cada una de ellas. Podemos tener una
convergencia o una divergencia en las lecturas, que hace parte del poder del
discurso poético y que en nuestra opinión potencializa el acto creativo del
mismo.
Los dos
dominios espacial y temporal citados aquí podrían ser analizados más
profundamente teniendo en cuenta elementos que aumentarían sus complejidades.
Por ejemplo, en el dominio espacial tendríamos elementos de paralelismo visual,
que son usados de manera creativa en poetas como E. Pound, E. E. Cummings y los
concretistas brasileros (o los propios simbolistas), así como la abolición de
reglas sintácticas tradicionales del lenguaje. En el dominio temporal tenemos
los temporalmente flexibles aspectos sociales, culturales y psicológicos
envueltos en el instante de la lectura, que vienen a enriquecer, o al menos
alterar, el significado y efecto del texto.
La poesía, en
este contexto, incluye una compleja interacción entre dos actos creativos
reales: el del poeta y el del lector. Los dos tendrán que poseer ciertos
méritos para que el poema se revele a través de una secuencia de actitudes,
cosas y de hechos: mucha atención, una erupción -una lira y un tambor.
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(Brasília, febrero de 2011)
Carlos, seu texto é um dos mais belos que já li sobre o discurso poético e seu acontecer. Leve e profundo, suave e denso, sensível e forte, como a lira e o tambor. Já li várias vezes e a cada vez descubro algo novo. Obrigada por nos comunicar essas maravilhas!
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