lunes, 23 de septiembre de 2024

Y al comienzo era el Verbo: una lasca a las teologías (a mi amigo Fernando Rivera)

En verdad el verbo inicia el tiempo, pues solo en él se instruyen las conjugaciones, pasado, presente y futuro, y sus formas complejas. Antes del verbo era la sustancia, el sustantivo. El «camino» genera el «caminar», al introducir el tiempo y las ficciones de finitud y la infinitud. Este planteamiento nos lleva a afirmar que el espacio es más primordial que la temporalidad. Por ello, nos resulta más sencillo explorar la infinidad que la infinitud: la primera pertenece más al contaje, al ámbito fundamental de lo matemático, mientras que la segunda ya se relaciona con lo físico, con la dimensión de lo vital, donde la finitud es ineludible. Así, podemos decir que lo primario es el poema, el texto espacial, y el resto la narrativa. El poema es el reino del nombre y la narrativa instituye el personaje. Tal vez por eso  los caminos espirituales sean solo el trazo de los registros de los nombres de Dios, en África, en América y en Oriente; y que el monoteísmo solo sea un esfuerzo de síntesis, de abstracción, un vestigio del espacio primordial. 

(Carlos Humberto Llanos)

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