viernes, 5 de octubre de 2012

Entre risas y ríos


río de las aves y por causa de flores silvestres que aparecen allí sin decir nada. Río del agua que burbuja en el agua —del mar,  del riacho que canta, aquel canto, misterioso y risueño. Río por el aire que mantiene la vida sin cobrar nada, ni intereses bancarios, ni multas por mora. Río del crujido del árbol cayendo en el bosque y del zapatazo de Nikita Khrushchev. Río de ti, que ríes a ríos y lloras —a veces de balde. Río de mí que me irrito un momento por sentirme importante en alguna cosa fortuita,  en alguna cosa mal-dicha, que no entiendo y comparto. Río por una causa perdida, misteriosa y callada —y por eso aún bella. Río por el río de mis sueños, que desemboca en aquel lago perplejo, de ondas vaídas, y que naufraga en el fondo. Río de los dos, que nos vemos ahora, en Río de Janeiro, con toques amables, que no explican algo —de aire, de mar,  de hormigón, de piedras, de poesía concreta. Río de  durezas,  de futilidades,  de mentiras,  de alcantarillas, de dolores, de transgresiones —de alucinación.  Río de favelas. Y así, querida, no añoro  más  que no sea nuestra risa, des-pretensiosa, musicada y bromista. Río de son-risas

(Brasília octubre de 2012)