miércoles, 27 de marzo de 2013

El vivir poético y Nazim Hikmet Ran

Cierta vez invitaron al poeta Jotamario Arbeláez para hacer pequeños comentarios al final de cada emisión de un noticiero en la televisión colombiana. En uno de ellos el poeta hizo referencia al problema de ser comúnmente confundido con un homónimo suyo, que trabajaba como animador de programas de televisión: “muchas personas se refieren a él como si fuera yo, o a mí como si fuera él; o sea, confunden un poeta nadadista con un loro del Opus Dei. No hay derecho”.

Vemos aquí alguien revindicando la profesión de poeta. O sea aquel personaje que escribe versos y se alimenta de la vida, de lecturas, pero sobre todo de silencios. Sobre la mala comprensión de la dinámica del hacer poético el norteamericano William Carlos Williams se quejó un día de sus críticos, que siempre querían remarcar la influencia de otros escritores en su obra: “pero si hace muchos años yo no leo nada sobre poesía”, desahogándose así ante un entrevistador. Es que si algo puede dificultar la tarea poética es la incontinencia verbal –y también la “lectural”.

Pero más difícil que hacer poesía es vivir como un poeta. Un día Carlos Drummond de Andrade afirmó que el único poeta brasilero que había vivido como tal era Vinicius de Moraes. Tal vez fuese un exagero de Drummond de Andrade, mas está de acuerdo con algunas recomendaciones hechas por el brasilero Mario Faustino a poetas iniciantes, algo así como esto: no separe la vida de la poesía, no haga de la poesía una lamentación, no escriba sólo para expresarse, escriba sobre todo para sobrevivir…

Un ejemplo de poeta alistado con la vida es el turco Nazim Hikmet Ran, quien tuvo gran influencia en la renovación de la literatura y del lenguaje poético de su país, durante el siglo XX. Se alimentó de las tradiciones literarias locales y las superó, creando un lenguaje directo, a veces áspero, pero sin abandonar el lirismo, que fue siempre alimentado por su amor por la vida. En cierto sentido se aproximó de Ezra Pound cuando este último orientaba sus pupilos con algunos consejos prácticos:“escriban sin rodeos, hagan versos cada vez menos poéticos”.

Muchos apuntan la influencia literaria de Maiakosvki sobre Nazim, al que conoció en su primera estadía en Rusia, cuando aún era un estudiante de letras en la Universidad de Moscú. Ante esto Nazim respondió que había sentido más la influencia del movimiento futurista que la del mismo Maiakovsky y que, fuera de todo, cualquier influencia de la literatura rusa en su obra había sido sólo pasajera.

Nazim se alineó con causas políticas en su tiempo, defendió la independencia de su país, las causas de los pobres, de los abandonados, y por esto pagó muchos años de prisión. Fue corajoso en el hablar y en la escrita, lo que detonó la persecución por parte de sus enemigos, y también la incomodidad de muchos de sus amigos. Fue materialista del punto de vista político, mas existen referencias a haber estado vinculado con corrientes filosóficas orientales en su juventud, lo cual hace parte de ese mirar hacia adentro que todo artista realiza durante su vida (sobre esto esboza algo Solimán Salóm en la antología que organizó sobre el poeta turco).

Pero la cosa que más impresiona en Nazim es su honestidad en su forma de vivir. Cuando tomó partido en las luchas sociales lo hizo con la más absoluta entrega, y su poesía refleja esto, en muchos versos escritos desde la cárcel. El mismo Pablo Neruda, su amigo, lo admiró profundamente por su carácter humano y altura poética. En estos versos de Nazim podemos apreciar algo de su fuerza:

has de tomar tan en serio el vivir
que a los sesenta años, por ejemplo,
si fuera necesario plantarías olivos
sin pensar que algún día serían para tus hijos;
debes hacerlo, amigo, debes hacerlo,
no porque, aunque la temas, no creas en la muerte,
sino porque vivir es tu tarea

Vemos aquí que en su época los movimientos de izquierda se ganaron el oro de sus letras, de su mirar al mundo, de su fidelidad con la vida. Los largos años en la prisión no lo amedrentaron, y supo soportar el dolor de la falta de la libertad, de la ausencia de su familia, de su mujer, de sus amigos. Pero de cierta manera se sentía afuera de las rejas, como lo podemos adivinar en estos versos suyos:

Sucede
que estamos en la cárcel.
Sucede
que nos acercamos
a los cincuenta años,
y que falten dieciocho más
para ver abrirse las puertas de hierro.
Sin embargo, hemos de seguir viviendo con los de afuera,
con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos,
es decir, con todo el mundo exterior que se halla
tras el muro de nuestros sufrimientos;
es decir: estemos donde estemos
hemos de vivir
con si nunca hubiéramos de
morir

Hay un bello poema de Nazim, titulado Angina de Pecho, que fue musicalizado por un grupo argentino llamado Nacimiento. La grabación fue hecha en Costa Rica, posiblemente en 1975, cuando sus integrantes estaban en una gira. Poco después los mismos serían exiliados por la dictadura de Videla. Fue un bello trabajo discográfico en el que se destaca la letra de Nazim, relatando entre otras cosas las verdaderas causas de sus quebrantos de salud. En este sentido el poeta se adelantó a los diagnósticos hechos por los médicos alternativos: lo que nos mata es el miedo, el aislamiento y, sobre todo, la frustración posándose sobre un sueño noble.

Sobre el mirar político al que se vinculó Nazim durante su vida nos restaron (entre otros) el Estalinismo, el Castrismo, el Chavismo y finalmente las FARC. Cómo dijo un día el poeta Jotamario ante ciertos equívocos: “no hay derecho”.
Finalmente coloco un enlace al tema del grupo Nacimiento, con letra de Nazim (ver aquí): http://www.youtube.com/watch?v=hCdb-rGb6qg
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