sábado, 5 de octubre de 2013

Diálogos indiscretos (IV)


César Giralgo tenía una relación pésima con su familia, apenas toleraba su padre y vivía resentido con su madre, pues esta última lo había obligado a vestirse de monaguillo en Medellín, hasta los doce años de edad. Tal vez por esto César desarrolló un carácter anticlerical y una lengua mordaz contra los curas que lo caracterizo por el resto de su vida. Tenía una hija a la que idolatraba, pero la chica lo mantenía a distancia, le escribía poco, en una época en que los celulares con mensajes, y otros recursos similares, eran una idea de ciencia ficción, y la internet aún estaba confinada en las universidades y centros de investigación. Una vez le hablé a César sobre una versión del concierto para piano número cinco de Beethoven, ejecutado por el francés Robert Casadesus, considerado  uno de los mejores pianistas del siglo XX, con un estilo poético. César abrió los ojos, pacientemente, pues estabamos comenzando a escuchar una sonata de Schumann, bajó el volumen del amplificador y dijo: «Casadesus es demasiado suave para tocar Beethoven, toca el piano como lo haría un cura paidófilo». Ante su respuesta sorprendente aproveché el momento para conversar un poco sobre las dificultades con su familia, le hice algunas observaciones a las que puso poca atención, y con una voz burlona respondió: «mijo, hay tres tipos de personas que una familia no soporta tener: gays, poetas y  santos».


Conversaciones con mi amigo César Giraldo (São Paulo, años 90)
(Brasília, octubre de 2013)

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