lunes, 25 de marzo de 2024

El día de la poesía (21 de marzo)

Para mi sorpresa hoy descubrí que es el día de la poesía y que los editores de la sección cultural de un famoso diario le han preguntado a varios poetas sobre qué es la poesía, una pregunta que no se la deseo a nadie. Podría comenzar a conjeturar que un poeta auténtico se quedaría mudo ante tan lúgubre exigencia. Pero podríamos intentar responder lo opuesto, dilucidar sobre qué no es poesía. Pero tal desafío también sería peligroso, pues al final se traduce en un ejercicio detectivesco sin un final prometedor. Podríamos citar algunas palabras de García Márquez en su Brindis a la poesía, que dicen que fue escrito a cuatro manos con su amigo Álvaro Mutis: «En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte». Podemos observar que la frase no plantea una definición, sino que describe algunas virtudes del discurso poético. Pero de cualquier manera, nos dice que hay espíritus, que tal vez la transcriben o, mejor, que la encarnan en textos de ciertos autores; o que se la soplan al oído de quien esté apto para escuchar.  O podríamos conjeturar, que la poesía se toma el poeta, en un acto delirante de posesión mediúmnica; en este último caso, diríamos que la poesía es realmente un espíritu, o una legión de ellos como aquellos que aparecen en la cosmogonía bíblica, o en cualquier otra. Por otro lado, el texto macondiano nos dice que el objeto del que tratamos tiene el poder de la adivinación; o sea, que está vinculada con el ejercicio de la profecía, tal como lo hacen videntes, brujos y pitonisas. Y si hacemos un pequeño esfuerzo podemos decir que la poesía tiene también la habilidad conjurar, y que la textualidad poética está relacionada con la magia, cuyo objetivo último es parar el tiempo, como lo anhelaría cualquier buen mago.  Y aquí podemos aprovechar y recordar  la siguiente virtud: de que la poesía es victoriosa contra los poderes de la muerte. A lo mejor esto nos remita a alguna guerra, o una batalla; pero quizás  a lo que se refiere es que la poesía gana la guerra sin pugnar, una situación tal vez transcrita por el término latino «invictus maneo» (permanentemente victoriosa). O que la poesía, como magia que detiene el tiempo, congela la muerte pues está más allá de ella, o tal vez esté detrás de ella como un asesino cuyo sino es finiquitar su víctima. Y si releemos lo que dice la frase de Gabo, verificamos que ella también es poética. Esto nos indica que una buena reflexión sobre la poesía tiene que ser también poesía, como una serpiente que se muerde el rabo, como aquellas ecuaciones matemáticas que se llaman a sí mismas, una especie de auto invocación, el círculo de lo hermético, tal vez el crisol de donde surge algo al que hemos denominado conciencia, solo por nuestra perenne y fatal ignorancia sobre el tema.

(Carlos Humberto Llanos)


1 comentario:

  1. Gracias primo... Me gusta sentir que se trata de una legión de espíritus que se apoderan de alguien que está list@ para recibirle y prestarle sus manos y papel😊

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