sábado, 21 de abril de 2018

Factos y ficciones


El derecho está para las ciencias humanas como la ingeniería para las ciencias exactas. Ambas trabajan con códigos, con manuales de usuario, dan sentencias, veredictos; disfrutan de las ciencias, sin importarse con el origen de las cosas; sólo se interesan con que las cosas funcionen. La prosa es temporal pues se centra en una historia, verídica o ficticia; la poesía es espacial, por eso se parece tanto a un cuadro, a una pintura. El centro de la prosa está en volverte convicto; la poesía se centra en lo bello, sin someterse a cualquier estética (y por eso es tan anárquica). Las dos son literatura y son soportadas por una media, por una memoria, por un sujeto. Ambas necesitan de un observador, de un protagonista, como la física cuántica, y a rigor no son objetivas: son irreales, ficcionales, como tú y yo. Pero eso no importa, pues sólo me basta con que todo funcione, cuando tú me miras con tus ojos creadores.


(Brasília, abril de 2018)

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